Pasar al contenido principal

Labranza: 1000 años de alfarería y orfebrería en la Araucanía

Solapas secundarias

Antecedentes históricos del Complejo cultural Pitrén


Distintos grupos prehispánicos habitaron la zona centro-sur de Chile aproximadamente 1000 años atrás, y compartieron técnicas y diseños cerámicos, además de formas similares de enterrar a sus muertos. A este estilo alfarero y patrón funerario, los arqueólogos denominaron Complejo Cultural Pitrén.

Con ello se alude a la presencia de grupos humanos con sistemas sociales y contextos materiales distintivos y posibles de identificar en una determinada área.

El nombre proviene del topónimo Pitrén, localidad cercana al lago Calafquén, lugar en el que se encontraron los primeros artefactos cerámicos.

Dado que no existe registro de su lengua, se desconoce cómo se autodenominaban, y si se trataba de un mismo grupo étnico o de distintos que compartían elementos culturales comunes.



Registros arqueológicos de Pitrén en la Araucanía

En la región, el estilo cerámico denominado Pitrén abarcó desde el río Biobío al lago Llanquihue, y desde la Isla Mocha a la provincia de Neuquén, en Argentina.

En la zona lacustre esta tipología se data hacia el 100 a.C., mientras que en el valle del Cautín, la costa y los sectores insulares, las fechas más tempranas se registran desde el 300 d.C., aproximadamente (Mera, 2014).

Carlos Aldunate (1989) propuso que los grupos portadores de esta tradición alfarera, que además compartieron patrones funerarios, se conformaron en comunidades menores a las cien personas vinculadas por parentesco, y sin marcadas diferencias económicas ni de estatus.

Estas bandas de cazadores-recolectores se habrían trasladado estacionalmente para explotar recursos silvestres, en tanto algunos grupos más hortícolas, mediante técnicas como "tala y roce", habrían ocupado las distintas áreas de la región centro-sur de Chile y andina oriental (Aldunate, 1989).

Investigaciones más recientes desarrolladas a partir del análisis de cementerios de mayores dimensiones como by pass Temuco y "Villa José Muñoz Concha-1" (Villa JMC-1), han permitido complejizar las nociones sobre la organización socio espacial de estos antiguos habitantes de la zona centro-sur.

Al comparar las materialidades de sitios funerarios y habitacionales del valle del Cautín y de la zona lacustre andina, los arqueólogos Leonor Adán y Rodrigo Mera (2011), propusieron niveles de segmentación y jerarquización social creciente a partir del 1000 d.C. Sus conclusiones se apoyaron en la observación de un mayor número de vasijas y piezas de carácter excepcional, como aros y pendientes, que apuntarían a un acceso diferencial a ciertos bienes considerados escasos.

Con estos nuevos antecedentes, Mera (2014) plantea que el concepto de banda no es del todo útil para referirse a los grupos portadores de cerámica Pitrén, pues este tipo de cementerios supone la existencia de comunidades más amplias, con probables diferencias de estatus y roles sociales. A partir de "Villa José Muñoz Concha-1" (Villa JMC-1), es posible afirmar que coexistieron en un espacio temporal y geográfico compartido, grupos pequeños de cazadores-recolectores, junto a otros con niveles de heterogeneidad y desigualdad social creciente (18).

Si bien los arqueólogos aún discuten los vínculos de continuidad con los grupos históricamente conocidos como mapuche, investigadores mapuche actuales consideran a estos primeros ceramistas como sus ancestros.

Temas relacionados